13.9.16

De falacias y favoritos


Volvemos a hacer un pequeño comentario acerca de si existe realmente o no un cierto elitismo en los videojuegos. Todo esto partiendo del punto de si el énfasis interno en la distinción entre casual y trve gamer (o hardcore) no fuese suficiente. Ahora bien, todo esto, en parte, no deja de ser mera especulación sobre lo que he podido observar a lo largo de todos los años que he pasado metido en este mundillo. No voy a entrar en demasiados detalles en cuanto al tema de prejuicios o movidas similares pero haberlos, haylos, y seguro que os suenan este tipo de situaciones, que suelen venir acompañadas del repartecarnés ya compulsorio:

“Hasta que no juegues a todos las entregas de esta saga no puedes considerarte un fan.” 

“Si no has jugado a x juego no puedes considerarte un gamer.”

 “Los chiquillos de ahora no juegan a los videojuegos que a mí me gustan/que yo jugaba de pequeño, no son gamers de verdad”, acompañado ocasionalmente del clásico “Juegan solo porque está de moda, son posers”.

 “¿Te gustan los videojuegos y eres una chica? – Insertad cualquier burrada aquí.”

Pero lo que quería comentar es algo más sutil. Podrías casi considerarlo como algo que roza lo pasivo-agresivo, según se interprete. Y es una pregunta en apariencia inofensiva. “¿Cuál es tu videojuego favorito?”. Así que, ¿por qué no es, tal como parece, inofensiva? Bueno, según se mire, como todo. Siendo más específicos, quizá no sea la pregunta, sino la respuesta en sí. Quizá todo influya, de hecho, y la culpa no sea sino nuestra en lugar de tenerla la propia pregunta o la otra persona en cuestión, dispuesta o no a juzgar.

Es una pregunta que no deja lugar a medias tintas o salidas de tangente: pregunta por una información muy concreta que se puede dar con una o dos palabras. “¿Cuál es tu juego favorito?” “Pues X”. Tan sencillo como eso, ¿verdad? Sí y no. Como ya he mencionado, esto no es más que una especulación en base a mi experiencia, no es un hecho constatable, pero intentemos verlo de la siguiente forma:

De forma subconsciente, el emisor está aquí creando una expectativa en su cabeza. Cuando le preguntas a alguien por su videojuego favorito (o película, o libro, etc.), tendemos a idealizar sobre cuál podría ser (e incluso si es un juego que no conocemos, podría servirnos para encontrar nuestro próximo Grial). No obstante, consideremos que esto no lo hacemos de forma subconsciente, sino que el emisor hace la pregunta con otra intención: la de juzgar y/o analizar al receptor, como si fuera una especie de examen. De ser así, la situación cambia. Me explico: estamos, en cierto modo, poniendo un listón imaginario. ¿Por qué? Siguiendo con la especulación, porque si te gustan los videojuegos, se te asignan automáticamente una serie de valores o “requisitos mínimos”, digamos; en parte lo que hemos mencionado antes de aquellas personas que no te considerarán un gamer a menos que hayas probado según qué juego. Y lo dicho, se crea una expectativa, es una prueba del algodón, pues según tu respuesta, la reacción y futuro trato de la otra persona podría incluso variar.

Ejemplo: si le preguntas por su juego favorito a dos personas distintas y una te responde con un juego que odias o que se considera muy comercial o sobrevalorado por la comunidad mientras que la otra lo hace con otro juego que te gusta mucho o es considerado un clásico por la prensa especializada, podría sembrarse un cierto prejuicio a partir de ese punto.

Lo cual me hace preguntarme: ¿por qué? ¿Es necesario que nuestro videojuego favorito sea considerado como “bueno”? ¿Es nuestro videojuego favorito aquel al que más horas hemos dedicado? ¿Estamos asumiendo que nuestro “videojuego favorito” es, además, el “mejor videojuego” al que hemos jugado? El elitismo existe precisamente al pensar que suena mucho mejor y más de “trve gamer” decir que tu videojuego favorito es el Shadow of the Colossus, el The Legend of Zelda: Majora’s Mask o el Fallout en lugar del Minecraft o el Mario Kart. No se trata de que esos juegos te puedan gustar más o menos en comparación a otros, nada de eso, sino que elijas un juego concreto por encima de todos los demás por los posibles motivos anteriormente descritos. Existe este elitismo ya que tu videojuego favorito va perdiendo unos “puntos de prestigio” imaginarios que pueden incluso variar de persona en persona.

¿Tu juego favorito es más bien actual? ¡Muy mal, todo el mundo sabe que los clásicos son muchos mejores! ¿Tu juego favorito no tiene un argumento detallado y personajes desarrollados? ¡Muy mal, todo el mundo sabe que la historia es lo más importante de un juego! ¿Tu juego favorito tiene “fallos” en sus mecánicas? ¡Muy mal, seguro que hay un remake u otro título muy parecido que los soluciona! ¿Tu juego favorito es parte de una saga? ¡Muy mal, pero si este otro juego de esta misma saga es mucho mejor! ¿Tu juego favorito está orientado a un sector demográfico más infantil? ¡Muy mal, tienes que madurar y jugar a juegos adultos de verdad! ¿Tu juego favorito es de Wii? ¡Muy mal, deja de ser tan casual!

Y así un largo etcétera.

No obstante, el receptor, puede a su vez ser consciente de todas las posibles ramificaciones que puede tener la respuesta. Normalmente incluso por nuestros propios prejuicios que nos ponemos de forma gratuita: el juego en cuestión no obtuvo buena puntuación por parte de la crítica, el juego en cuestión está orientado al sector infantil, el juego en cuestión cae más en el lado casual, etc. Pensamos que esto va en detrimento con el juego y por ende, con la imagen que le queremos dar a la otra persona porque “queremos quedar bien”. Queremos quedar como un gamer, como alguien que entiende la industria, a su comunidad y a sus productos. No hablo de intentar aparentar algo que no somos (aunque pueda darse el caso), sino de aceptar una serie de valores predefinidos de forma externa y acatarlos como norma.

Así, por lo general, no suelo ver que el receptor dé una respuesta clara. El receptor duda, piensa, titubea, parece considerar su respuesta detenidamente. Quizá esta persona no tenga un videojuego favorito, no pueda decantarse entre tres o cuatro juegos o quizá nunca antes lo haya considerado siquiera. Quizá su juego favorito vaya cambiando con el paso de los años. Pero por el bien de esta especulación, vamos a asumir que esta persona tiene un videojuego favorito específico y que este pequeño momento de duda no sea más que para considerar si decir la verdad o mentir para “quedar bien”. Y, ¿sabes?, esto iría en contra de varias máximas de la pragmática conversacional de Grice, así que ni siquiera sería una buena conversación desde el punto de vista lingüístico.

Claro está, podríamos también asumir que la pregunta no tiene ninguna intención maliciosa y que habrá ocasiones en que la otra persona te responderá casi de inmediato con varios juegos sin darle prioridad a ninguno en particular. Podemos también mencionar que, el receptor en este caso es alguien práctico y con la cabeza lo suficientemente amueblada como para que le de igual lo que cualquier otra persona piense. Posibilidades hay muchas.

Tengo la sensación de que no me he acabado de explicar demasiado bien, pero era una idea que me rondaba la cabeza y no parecía acabar de solidificarse del todo. No deja de ser mera especulación: ideas y formas de verlas. Como siempre, puede que esté buscando oro donde solo hay pirita (o donde no hay nada en un primer lugar).


Eso sí, yo no tengo un videojuego favorito.

0 elucubraciones:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.