4.10.16

La movida que fue Harry Potter (en Game Boy Color)


Harry Potter, Griptonite Games (2001, 2002).

En la última década, hubo una buena cantidad de videojuegos basados en Harry Potter; y el hecho se explica por sí solo. El propio funcionamiento del marketing da casi la impresión de que no es rentable molestarse siquiera en vender un producto como algo original, sin estar basado en absolutamente nada. Desde el punto de vista comercial, tiene más sentido probar suerte con un videojuego inspirado en una película o serie, independientemente de la calidad del mismo. Cómo no, allá donde hay un videojuego basado en una película popular (una saga, en este caso) y una oportunidad para conseguir dinero a expensas de que el propio juego sea bueno o malo, también va a estar Electronic Arts.

Existen muchísimas versiones de lo que técnicamente viene a ser el mismo juego, bien conocido es el caso del primer Harry Potter para Play Station y su doblaje al español. En este caso concreto, vamos a hablar de las versiones de Game Boy Color que hicieron Griptonite de las dos primeras películas: La Piedra Filosofal y La Cámara Secreta. Un tercer juego, El Prisionero de Azkabán, salió un par de años más tarde para Game Boy Advance, y sigue la misma línea que los dos primeros, pero lo controlo mucho menos y cuenta con un aspecto totalmente renovado y añade varias mecánicas más, por lo que me limitaré a estos dos.       

Mientras que casi todas las versiones del título eran una especie de plataformas tedioso con elementos de combate en tiempo real y puzles variados (aunque muy sencillos), la saga de Griptonite para la portátil fue un RPG de corte clásico y combates por turnos.

El aspecto gráfico y sonoro era, digamos, comprensible dado el formato y las limitaciones. La música incluía algún tema de la película y la mayoría de los personajes eran hasta reconocibles, aunque no siguiese la historia a pie juntillas (ni siquiera la original del libro, ya que estamos), lo cual tratándose de un videojuego de hace más de diez años es comprensible. Ahora bien, ¿qué podemos decir a favor de ambos juegos? Tanto el sistema de combate como la exploración del mundo están muy bien llevados para tratarse de un juego de Game Boy Color. Digo esto aun teniendo en cuenta el espectro en el que se encuentra el juego en términos de RPG por turnos, situado en un marco entre Pokémon Oro/Plata y Golden Sun.

Los combates son sencillos y directos, controlamos a Harry y tenemos una barrita de vida y otra de puntos de magia necesarios para lanzar hechizos contra los enemigos. En el segundo juego, además, podremos controlar a más personajes además de Harry según el punto de la historia en el que nos encontremos. Además de los hechizos, todos divididos en varias clases y niveles, podemos usar un surtido de objetos varios y variados, y combinaciones de cromos. Las combinaciones de cromos fueron tanto un incentivo como un premio a la exploración, por decirlo así, y lo explicaré en el siguiente punto. Siguiendo con el combate, el juego no se aleja mucho de lo que solía ser la norma en los RPG por turnos: algunos hechizos eran más efectivos contra según qué enemigos, grindear es una necesidad y podías meterte en zonas cuyos enemigos son demasiado poderosos para tu nivel actual, lo que resultaba normalmente en una pantalla de game over descarada. Las opciones y estrategias que te ofrece el combate no son demasiadas y los enemigos suelen tirar por una estética y diseño más bien genéricos (ratas, serpientes, murciélagos, algún duende ocasional), y aunque algún combate puntual pueda resistirse, en gran medida no es nada que no solucione un rápido grindeo o una preparación con más objetos o puntos de magia.

La exploración está bien, repito. No llega a ser un mundo abierto, ya que algunas zonas, objetos y enemigos solo estarán disponibles en algunos momentos del juego; pero Hogwarts es un lugar bastante grande considerando el formato, lleno de habitaciones, pasadizos secretos y demás parafernalia. La ambientación no llega a ser todo lo fiel que le gustaría al fan de Harry Potter medio, y más si lo comparamos con La Cámara Secreta para PC, pero una vez más, siendo un videojuego de Game Boy, te puedes dar con un canto en los dientes. Uno de los puntos de interés son los Cromos de las ranas de chocolate, que estarán escondidos por todo el mapa (aunque también puedes comprarlos en algunas tiendas, totalmente al azar). Son un coleccionable muy agradecido y entretenido de pararse a buscar. Con estos Cromos pueden hacerse combinaciones durante los combates, dando resultados muy distintos. Las combinaciones tienen efectos diversos que, en el primer juego, no había forma alguna de saber qué hacían – por lo que podías pasar un buen rato buscando cromos por el mapa para luego descubrir que el efecto de la combinación no servía de mucho en combate. En el segundo juego añadieron una descripción de cada combinación, pero el elemento de sorpresa del primero no me disgustaba.

¿Merece la pena volver a este juego? Depende. Diría que sí, siempre y cuando estés de humor para un RPG más retro, de esos que tenías que tirarte un buen rato subiendo de nivel y sin saber muy bien dónde ir, y te guste Harry Potter. Si no es el caso, puedes probar la versión de Game Boy Advance de El Prisionero de Azkabán (ya que la versión de Game Boy Advance de La Cámara Secreta no la hizo Griptonite), la cual considero que es la única versión que hoy día podría disfrutarse sin tener que pasar por alto sus puntos negativos y limitaciones del soporte.

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