16.8.16

La movida que fue Micro Maniacs


Micro Maniacs, Codemasters (2000).

Con la acogida que tuvieron títulos como Mario Kart o Diddy Kong Racing en la Nintendo 64, PlayStation no podía ser menos y a finales de los noventa salió aquel maravilloso Crash Team Racing, que seguía la misma fórmula en cuanto al formato del juego y estaba lo suficiente pulido como para aún poder volver hoy y disfrutarlo. En su favor, el juego contaba, entre otras cosas, con la popularidad de Crash Bandicoot, con un modo historia del que solían carecer en general los juegos de carreras y la por aquel entonces nueva mecánica del power slide que más tarde fue también incorporada a los Mario Kart más modernos. Existiendo tanta competencia en el género (no olvidemos otros clásicos como F-Zero o Wipeout 2097), los juegos de Micro Machines pasaron, en comparación, más bien desapercibidos durante los noventa. En un hipotético caso en el que tratasen de simular el éxito del Crash Team Racing, Codemasters decidió crear un spin-off de su franquicia, Micro Maniacs.

Micro Maniacs es un juego de carreras que varía entre perspectiva aérea y ojo de pájaro, con la diferencia de que los personajes son corredores y solo manejan vehículos en contadas excepciones. Puedes elegir entre 32 circuitos y 8 personajes distintos (más 4 desbloqueables), lo que para la época era más que suficiente. Tenía multijugador para 4 con el multitap y los suficientes modos de juego para darle una cierta variedad.

La auténtica movida de Micro Maniacs es la siguiente: el contexto y la presentación del juego.

Por un lado, se nos presenta una trama en la que el planeta se está quedando sin recursos y la raza humana está en peligro de extinción. Un científico decide crear un rayo reductor para reducir a los humanos a 1/360 de su tamaño original para poder optimizar los recursos restantes lo máximo posible. El científico entonces experimenta este supuesto escenario con un grupo de sujetos, todo en aras de desarrollar un supersoldado para asegurar la supervivencia de la raza.    

Por otro, los distintos circuitos del juego están adecuados a este escenario: más que circuitos en el sentido tradicional, se trata más bien de pistas americanas que requieren no solo correr sino saltar, trepar, esquivar obstáculos y en ocasiones, activar diversos eventos para poder avanzar. Estos circuitos no son sino espacios cotidianos como una cocina, un cuarto de baño, el jardín, una buhardilla y otras diversas habitaciones temáticas en las que se aprovecha todo lo que el contexto anterior permite aprovechar. Así, esquivarás tijeras, saltarás para evitar pegotes de pegamento y correrás entre patitos de goma y demás parafernalia que, ahora, será muchísimo más grande e intimidante que tú, que apenas medirás cuatro o cinco centímetros. Si quieres ver un ejemplo de uno de los circuitos, aquí tienes un enlace

Ahora bien, cada personaje tiene dos habilidades únicas que podrá cargar y usar a lo largo de las carreras para entorpecer, empujar o directamente aniquilar a los otros corredores. Dichas habilidades se cargan recogiendo unas bolitas de luz distribuidas a lo largo del circuito; a veces dentro de la propia pista, otras; en desvíos o saltos más arriesgados de hacer. Curiosamente, las habilidades no podían utilizarse en las carreras con vehículos (como pequeños monopatines o incluso abejitas), y estas eran más fieles al estilo de los primeros juegos de Micro Machines. Además, los personajes tienen una pequeña historia detrás de cada uno y un motivo por el que participar en el experimento, bien por motivación interna o externa.  

¿Merece la pena volver a este juego? Sí. En cuanto al apartado gráfico, no ha envejecido demasiado mal a excepción de los modelos de los personajes (los cuales ya incluso para el año en el que salió el juego eran bastante regulares), los entornos son originales y muy detallados – puedes reconocer y distinguir perfectamente cada uno de los elementos que los conforman. Ya entrando más en el gameplay, aunque fue otro título que intentó subirse a la ola de la popularidad del género y no consiguió dejar mucha huella, hay ideas buenas y mecánicas dignas de mención, como cargar las habilidades y elegir entre cuál de ellas usar según el momento o el hecho de que no sean circuitos tradicionales en los que te limitas a correr.

Como comprobación final para evitar nostalgias innecesarias, he jugado hace poco y pienso que el juego se sigue manteniendo bastante bien a pesar del paso de los años. Sigue siendo muy entretenido y algunos de los circuitos me siguen pareciendo realmente creativos. Si han hecho algo parecido a Micro Maniacs, no tengo conocimiento alguno al respecto, por lo que la experiencia que te ofrece el juego es muy interesante y específica; algo de lo que no pueden presumir muchos otros juegos de carreras.        

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