Micro
Maniacs, Codemasters (2000).
Con la acogida que
tuvieron títulos como Mario Kart o Diddy Kong Racing en la Nintendo 64,
PlayStation no podía ser menos y a finales de los noventa salió aquel
maravilloso Crash Team Racing, que
seguía la misma fórmula en cuanto al formato del juego y estaba lo suficiente
pulido como para aún poder volver hoy y disfrutarlo. En su favor, el juego contaba,
entre otras cosas, con la popularidad de Crash Bandicoot, con un modo historia
del que solían carecer en general los juegos de carreras y la por aquel
entonces nueva mecánica del power slide
que más tarde fue también incorporada a los Mario
Kart más modernos. Existiendo tanta competencia en el género (no olvidemos
otros clásicos como F-Zero o Wipeout 2097), los juegos de Micro Machines pasaron, en comparación,
más bien desapercibidos durante los noventa. En un hipotético caso en el que
tratasen de simular el éxito del Crash
Team Racing, Codemasters decidió crear un spin-off de su franquicia, Micro
Maniacs.
Micro Maniacs es un juego
de carreras que varía entre perspectiva aérea y ojo de pájaro, con la
diferencia de que los personajes son corredores y solo manejan vehículos en
contadas excepciones. Puedes elegir entre 32 circuitos y 8 personajes distintos
(más 4 desbloqueables), lo que para la época era más que suficiente. Tenía
multijugador para 4 con el multitap y
los suficientes modos de juego para darle una cierta variedad.
La auténtica movida de Micro Maniacs es la siguiente: el contexto y la presentación del
juego.
Por un lado, se nos
presenta una trama en la que el planeta se está quedando sin recursos y la raza
humana está en peligro de extinción. Un científico decide crear un rayo
reductor para reducir a los humanos a 1/360 de su tamaño original para poder
optimizar los recursos restantes lo máximo posible. El científico entonces
experimenta este supuesto escenario con un grupo de sujetos, todo en aras de
desarrollar un supersoldado para asegurar la supervivencia de la raza.
Por otro, los distintos
circuitos del juego están adecuados a este escenario: más que circuitos en el
sentido tradicional, se trata más bien de pistas americanas que requieren no
solo correr sino saltar, trepar, esquivar obstáculos y en ocasiones, activar
diversos eventos para poder avanzar. Estos circuitos no son sino espacios
cotidianos como una cocina, un cuarto de baño, el jardín, una buhardilla y otras
diversas habitaciones temáticas en las que se aprovecha todo lo que el contexto
anterior permite aprovechar. Así, esquivarás tijeras, saltarás para evitar
pegotes de pegamento y correrás entre patitos de goma y demás parafernalia que,
ahora, será muchísimo más grande e intimidante que tú, que apenas medirás
cuatro o cinco centímetros. Si quieres ver un ejemplo de uno de los circuitos,
aquí tienes un enlace.
Ahora bien, cada
personaje tiene dos habilidades únicas que podrá cargar y usar a lo largo de
las carreras para entorpecer, empujar o directamente aniquilar a los otros
corredores. Dichas habilidades se cargan recogiendo unas bolitas de luz distribuidas
a lo largo del circuito; a veces dentro de la propia pista, otras; en desvíos o
saltos más arriesgados de hacer. Curiosamente, las habilidades no podían
utilizarse en las carreras con vehículos (como pequeños monopatines o incluso abejitas),
y estas eran más fieles al estilo de los primeros juegos de Micro Machines. Además, los personajes
tienen una pequeña historia detrás de cada uno y un motivo por el que
participar en el experimento, bien por motivación interna o externa.
¿Merece la pena volver
a este juego? Sí. En cuanto al apartado gráfico, no ha envejecido demasiado mal
a excepción de los modelos de los personajes (los cuales ya incluso para el año
en el que salió el juego eran bastante regulares), los entornos son originales
y muy detallados – puedes reconocer y distinguir perfectamente cada uno de los
elementos que los conforman. Ya entrando más en el gameplay, aunque fue otro título que intentó subirse a la ola de la
popularidad del género y no consiguió dejar mucha huella, hay ideas buenas y
mecánicas dignas de mención, como cargar las habilidades y elegir entre cuál de
ellas usar según el momento o el hecho de que no sean circuitos tradicionales en
los que te limitas a correr.
Como comprobación final
para evitar nostalgias innecesarias, he jugado hace poco y pienso que el juego
se sigue manteniendo bastante bien a pesar del paso de los años. Sigue siendo muy
entretenido y algunos de los circuitos me siguen pareciendo realmente
creativos. Si han hecho algo parecido a Micro
Maniacs, no tengo conocimiento alguno al respecto, por lo que la experiencia
que te ofrece el juego es muy interesante y específica; algo de lo que no
pueden presumir muchos otros juegos de carreras.
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