Harry
Potter, Griptonite
Games (2001, 2002).
En la última década, hubo
una buena cantidad de videojuegos basados en Harry Potter; y el hecho se
explica por sí solo. El propio funcionamiento del marketing da casi la
impresión de que no es rentable molestarse siquiera en vender un producto como
algo original, sin estar basado en absolutamente nada. Desde el punto de vista
comercial, tiene más sentido probar suerte con un videojuego inspirado en una
película o serie, independientemente de la calidad del mismo. Cómo no, allá
donde hay un videojuego basado en una película popular (una saga, en este caso)
y una oportunidad para conseguir dinero a expensas de que el propio juego sea
bueno o malo, también va a estar Electronic
Arts.
Existen muchísimas
versiones de lo que técnicamente viene a ser el mismo juego, bien conocido es
el caso del primer Harry Potter para
Play Station y su doblaje al español. En este caso concreto, vamos a hablar de
las versiones de Game Boy Color que hicieron Griptonite de las dos primeras películas: La Piedra Filosofal y La
Cámara Secreta. Un tercer juego, El
Prisionero de Azkabán, salió un par de años más tarde para Game Boy Advance,
y sigue la misma línea que los dos primeros, pero lo controlo mucho menos y
cuenta con un aspecto totalmente renovado y añade varias mecánicas más, por lo
que me limitaré a estos dos.
Mientras que casi todas
las versiones del título eran una especie de plataformas tedioso con elementos
de combate en tiempo real y puzles variados (aunque muy sencillos), la saga de Griptonite para la portátil fue un RPG
de corte clásico y combates por turnos.
El aspecto gráfico y
sonoro era, digamos, comprensible dado el formato y las limitaciones. La música
incluía algún tema de la película y la mayoría de los personajes eran hasta
reconocibles, aunque no siguiese la historia a pie juntillas (ni siquiera la
original del libro, ya que estamos), lo cual tratándose de un videojuego de
hace más de diez años es comprensible. Ahora bien, ¿qué podemos decir a favor
de ambos juegos? Tanto el sistema de combate como la exploración del mundo
están muy bien llevados para tratarse de un juego de Game Boy Color. Digo esto aun
teniendo en cuenta el espectro en el que se encuentra el juego en términos de
RPG por turnos, situado en un marco entre Pokémon
Oro/Plata y Golden Sun.
Los combates son
sencillos y directos, controlamos a Harry y tenemos una barrita de vida y otra
de puntos de magia necesarios para lanzar hechizos contra los enemigos. En el
segundo juego, además, podremos controlar a más personajes además de Harry
según el punto de la historia en el que nos encontremos. Además de los
hechizos, todos divididos en varias clases y niveles, podemos usar un surtido
de objetos varios y variados, y combinaciones de cromos. Las combinaciones de
cromos fueron tanto un incentivo como un premio a la exploración, por decirlo
así, y lo explicaré en el siguiente punto. Siguiendo con el combate, el juego
no se aleja mucho de lo que solía ser la norma en los RPG por turnos: algunos
hechizos eran más efectivos contra según qué enemigos, grindear es una
necesidad y podías meterte en zonas cuyos enemigos son demasiado poderosos para
tu nivel actual, lo que resultaba normalmente en una pantalla de game over descarada. Las opciones y
estrategias que te ofrece el combate no son demasiadas y los enemigos suelen
tirar por una estética y diseño más bien genéricos (ratas, serpientes,
murciélagos, algún duende ocasional), y aunque algún combate puntual pueda
resistirse, en gran medida no es nada que no solucione un rápido grindeo o una
preparación con más objetos o puntos de magia.
La exploración está
bien, repito. No llega a ser un mundo abierto, ya que algunas zonas, objetos y
enemigos solo estarán disponibles en algunos momentos del juego; pero Hogwarts
es un lugar bastante grande considerando el formato, lleno de habitaciones,
pasadizos secretos y demás parafernalia. La ambientación no llega a ser todo lo
fiel que le gustaría al fan de Harry Potter medio, y más si lo comparamos con La Cámara Secreta para PC, pero una vez
más, siendo un videojuego de Game Boy, te puedes dar con un canto en los dientes.
Uno de los puntos de interés son los Cromos de las ranas de chocolate, que
estarán escondidos por todo el mapa (aunque también puedes comprarlos en
algunas tiendas, totalmente al azar). Son un coleccionable muy agradecido y entretenido
de pararse a buscar. Con estos Cromos pueden hacerse combinaciones durante los
combates, dando resultados muy distintos. Las combinaciones tienen efectos
diversos que, en el primer juego, no había forma alguna de saber qué hacían –
por lo que podías pasar un buen rato buscando cromos por el mapa para luego
descubrir que el efecto de la combinación no servía de mucho en combate. En el
segundo juego añadieron una descripción de cada combinación, pero el elemento
de sorpresa del primero no me disgustaba.
¿Merece la pena volver
a este juego? Depende. Diría que sí, siempre y cuando estés de humor para un RPG
más retro, de esos que tenías que tirarte un buen rato subiendo de nivel y sin
saber muy bien dónde ir, y te guste Harry Potter. Si no es el caso, puedes
probar la versión de Game Boy Advance de El
Prisionero de Azkabán (ya que la versión de Game Boy Advance de La
Cámara Secreta no la hizo Griptonite),
la cual considero que es la única versión que hoy día podría disfrutarse sin
tener que pasar por alto sus puntos negativos y limitaciones del soporte.
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